FAYCÁN

Ópera canina en un prólogo y tres actos

Música de Ernesto Mateo

Libreto de José Carlos Campos basado en la novela homónima de Víctor Doreste

Equipo artístico

Dirección musical: Nauzet Mederos

Dirección de escena: José Carlos Campos

Escenografía: Daniel Rodríguez Báez & Bypass Teatro

Vestuario: VEVAS & Bypass Teatro

Iluminación: Ibán Negrín

Animación: Armando Arencibia Martín

Maquillaje: Yurena del Cano

Peluquería: Tamito Fernández

Bocetos y atrezo: Lisbeth Cabrera

Diseño gráfico: Arrecife Studio

Producción: Ariadna Medina

Asistente de producción: Adrián Sosa Gutiérrez

Asistente dirección de escena: Elena Dolgikh

Regiduría: Mar Montesdeoca y Violeta Jiménez 

Construcción de escenografía: Maroto & Vergara

Reparto

Faycán / Mogano: Manuel Gómez Ruiz

Cicerona / Aterura / Otoño: Belén Elvira

Marquesa / Tindaya / Primavera: Chiara Salerno

Rebenque / Bentayga / Invierno: Fernando Campero

Linda / Tenaya / Rana I: Beatriz Díaz

Cataleja / Tirajana / Verano: Blanca Valido

Nerón / Doramas / Rana II: Gabriel Álvarez

Rebenquilla: Elena Dolgikh

Rebenquillo: Solista infantil

Faycán Ensemble

Dirección musical y piano: Nauzet Mederos

Viola: Álvaro Reyes Álamo

Contrabajo: Mario Rivero Falcón

Flauta y piccolo: Ruth Cañizal Pérez

Clarinete: Bárbara García Pulido

Fagot: Carolina Santana Santana

Percusión: Manuel Guerra

Coro Infantil de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria 

Directora: Marcela Garrón

COPRODUCCIÓN DE

BYPASS TEATRO

VANBONN

FUNDACIÓN AUDITORIO TEATRO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

PATROCINADORES PRINCIPALES

Fundación CajaCanarias

Fundación DISA

COLABORADOR PÚBLICO

Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria

Fundación Orquesta Filarmónica de Gran Canaria

COLABORADORES

CajaSiete

Agradecimiento especial a la familia de Víctor Doreste

Faycán es un perro vagabundo que merodea por el mercado de Las Palmas de Gran Canaria y el barranco Guiniguada, y entre el Puente de Palo y el Puente de Piedra.

No quiere a los gatos, ni a los amos, ni que los chiquillos tiren piedras a los perros, ni que los hombres le peguen puntapiés con sus grandes botas. Él y su pandilla de perros callejeros nos hablan del poder, del paso del tiempo y de la búsqueda constante de la identidad, la raza y el origen.

Y así se les pasa la vida, desde su alegre juventud, hasta que “las moscas de esmeralda se posan en sus ojos y su carne trémula se convierta en bronce”.