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Banda Agrupación Musical Cumbres y Costas Villa de Moya

Fecha

4 de octubre de 2015

Horario

11:30 h

Sala

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Banda Agrupación Musical Cumbres y Costas Villa de Moya

Con la entrada de del siglo XX, un grupo de jóvenes se animó a formar una banda de música en la Villa de Moya. Los instrumentos, pagados por suscripción popular y adquiridos en el extranjero, llegaron en el mes de julio del año 1900. Sixto Armas Batista fue el primer director de la banda y enseñó música a los jóvenes de esta localidad que constituyeron la banda. Herederos de esos pioneros, la actual la Agrupación Musical Cumbres y Costas Villa de Moya, dirigida por Octavio Suárez García, continúa la senda que iniciaron tantas y tantas personas que dedicaron una parte importante de sus vidas a construir la historia centenaria de la Banda de Música.

A finales del siglo XIX las tierras de la Villa de Moya eran de las más fecundas de toda Gran Canaria. La mayoría de la población, dedicada a la agricultura y a la ganadería, residía en la zona alta del municipio, entre el casco y Fontanales. El pueblo era un lugar tranquilo, de hermosos paisajes, naturaleza agradecida y vida afable.

Las gentes se congregaban en torno a las fiestas populares, especialmente las de la patrona, la Virgen de Candelaria, cuya imagen presidía la vieja ermita, aún en pie justo en el mismo lugar sobre el que ahora se alza espléndida nuestra iglesia. Para amenizar los actos festivos, era costumbre en aquel entonces contratar bandas de música procedentes de otros municipios. En 1899, por ejemplo, el Ayuntamiento contrató a la Banda de Teror para las fiestas patronales por la cantidad de “ciento treinta y cinco pesetas y cuarenta y nueve céntimos por todo costo”.

Pero todo cambió en los albores del nuevo siglo, cuando un grupo de jóvenes de la época se animó a formar una banda de música en su propio pueblo. Los instrumentos, pagados por suscripción popular y adquiridos en el extranjero, llegaron en el mes de julio del año 1900. Ese mismo mes, el Ayuntamiento nombró a Sixto Armas Batista, músico de la ciudad de Telde “para dirigir y enseñar la música a los jóvenes de esta localidad que han constituido la banda que se está organizando en este pueblo”. Su sueldo ascendía a “quinientas treinta y cinco pesetas anuales”.

El sueldo del director comportaba una serie de obligaciones que, debido a la lejanía de su lugar de residencia, el primer titular no cumplió de forma satisfactoria. “No siendo bastante correcta la conducta que viene observando respecto de su autoridad el director de Música de este pueblo”, el 1 de septiembre de 1901 el Ayuntamiento acordó su destitución “con entrega de la instrumentación y efectos en secretaría mientras se presente  persona de idoneidad que desempeñe la plaza.”

Unos días después, Juan Batista Henríquez, vecino de Arucas, solicitó la plaza de director que había quedado vacante. El Ayuntamiento aprobó su nombramiento, con un sueldo de sesenta pesetas mensuales y con las obligaciones bien claras: “Concurrirá al Pueblo el Director a verificar los ensayos, todos los domingos y miércoles de cada semana; tocará la Banda sin retribución alguna en las festividades de Nuestra Señora de Candelaria, Semana Santa hasta el Domingo de Resurrección, Corpus Christi, San Bartolomé y San Judas; y se le permite al Director usar de la Banda en utilidad suya y de los músicos en las funciones particulares y entierros que concertaren dentro de la Jurisdicción, cuidando del instrumental”.

Pero la situación de los inicios volvió a repetirse. Los vecinos no estaban satisfechos con la evolución de la Banda de Música ni con el desempeño de su director. “Siendo ya varias las quejas aducidas por vecinos relativas al poco adelanto que experimenta la Banda Municipal, acaso por la exigua asistencia de su director, que vive distante en Arucas”, el Ayuntamiento acordó “prevenir a dicho empleado la conveniencia de que los ensayos sean diarios para lo cual ha de establecer residencia fija en el pueblo, en la inteligencia que de así no hacerlo quedará desde luego destituido del destino.” Una advertencia que se saldó con su renuncia.

El conflicto de intereses se repetía y el Ayuntamiento decidió zanjar el problema nombrando director a un vecino de la Villa, Maestro Eusebio Martín, “con iguales condiciones que lo fue aquel y mediante el haber de sesenta pesetas mensuales, intención haya de salir del Pueblo en mayor estudio de música como recompensa de sus mayores sacrificios y cuando cuente las aptitudes necesarias para la enseñanza a sus alumnos y establezca su residencia fija que es cuando dará ensayos diarios, devengará cuarenta pesetas al mes de las consignadas en presupuesto.”

Los ensayos se realizaban con mucho esfuerzo, después de la jornada de trabajo de los músicos, ya a la luz de faroles y quinqués. Maestro Eusebio se mantuvo como director de la Banda de Música hasta 1919, fecha en que renunció ante el exiguo sueldo que cobraba en relación a las obligaciones contraídas. Luis Santana Segura, solicitó ocupar la plaza vacante de director en 1920, argumentando sus seis años de experiencia en la Banda y diciendo encontrarse “con fuerzas y condiciones para desempeñar el cargo de maestro director” y reorganizar la Banda, que contaba con 11 músicos y 22 educandos. Maestro Luis era originario de Arucas y se había afincado en Moya por recomendación médica, buscando mejores aires para sus hijos, entre los que se encontraba nuestro gran pintor y artista plástico, Santiago Santana, quien también llegó a formar parte de la Banda.

Pero una vez más, al cabo de unos pocos años, el viejo problema económico volvió a aparecer. En 1925, el director y sus 15 músicos de entonces solicitaron un aumento de sueldo. Apenas percibían 250 pesetas anuales, lo que repartido entre todos sumaba la cantidad de 16 pesetas con 70 céntimos anuales para cada uno. En la Navidad de 1928, Luis Santana Segura presentó su renuncia debido a su reducido sueldo.

En 1929 Maestro Eusebio volvió a solicitar la plaza vacante de director, “quedando obligado, a tocatas y ensayos (tres noches por semana), educandos (todos los días laborables 2 horas) y tocata en los paseos públicos cada 15 días desde San Antonio hasta fin de septiembre”. El sueldo se incrementó entonces hasta las 1.200 pesetas anuales.

En 1936 un nuevo episodio vino a marcar la historia de la banda, pero esta vez no por un asunto de dinero, sino de política e ideología. Unos meses después del estallido de la Guerra Civil, el Comandante General de las Islas Canarias y la Junta de Defensa Nacional promulgaron un bando y un decreto en los que se señalaba a Maestro Eusebio como “miembro de una agrupación política de izquierda”. Él mismo lo reconoce, si bien matiza que “sin que por ello sea contrario al Movimiento Nacional ni haya ejecutado ningún acto contrario al mismo”.

La Comisión Gestora del Ayuntamiento de Moya, lo destituyó y acordó “disolver la Banda de Música Municipal, por cuanto este organismo no responde al sacrificio económico que viene haciendo este Municipio para su sostenimiento, teniendo entendido además que la mayoría de los músicos son elementos un tanto sospechosos en cuanto a su ideología política, por cuyo motivo no debe ser este organismo subvencionado por el Ayuntamiento, teniendo en cuenta las diferentes disposiciones de las autoridades superiores sobre este asunto”. Se retiraron “las subvenciones que por tocatas venia dando este Ayuntamiento a la Banda de Música de este pueblo”, se recogió “todo el instrumental que hoy usa la Banda de Música propiedad de este Ayuntamiento, así como los demás enseres, atriles, emblemas, gorras y demás utensilios adquiridos por este Ayuntamiento” y se rescindió “el contrato que tiene este Ayuntamiento con la vecina Doña Candelaria Martín Armas del local arrendado con destino a ensayos de la Banda y custodia de su instrumental”.

Sin Banda, el Ayuntamiento se vuelve a ver obligado a contratar músicos de otros municipios para las fiestas. El 13 de enero de 1937, la Comisión Gestora aprueba “contratar una banda de música para amenizar la fiesta del día de la Patrona Nuestra Señora de Candelaria, durante la procesión y paseo de la tarde”, comisionando a Luis Santana Segura, miembro de la Comisión y ex director de la extinta Banda de Moya, “para contratar la banda que mejor crea para este fin”.

Pero la disolución de la Banda no duró mucho tiempo. Unos pocos meses después, Gregorio Vega Rodríguez, en representación de varios músicos que pertenecieron a la disuelta banda, solicitó por escrito a la Comisión Gestora reorganizar la Banda de Música de Moya. Argumentó que habían continuado tocando en algunas fiestas y en especial “en las manifestaciones públicas con motivo de haber sido tomadas por nuestro valeroso ejército algunas capitales de provincia”. Motivó su solicitud además en la necesidad de atender la limpieza y conservación de los instrumentos y seguir ensayando.

La Comisión Gestora del Ayuntamiento discutió la solicitud. Intervino el concejal designado como Inspector de la Banda, Luis Santana Segura, quien pidió al resto de concejales que se le nombrara director, comprometiéndose a realizar la tarea de forma gratuita. Con algunos de sus miembros ya depurados, en especial el antiguo director, Maestro Eusebio, la Banda se reorganizó con fecha 1 de abril de 1937. La nueva sede para los ensayos de la Banda se fijó en el antiguo edificio que ocupaba la Casa Consistorial, en la calle Alejandro Hidalgo, que se destina también al Juzgado Municipal y a la oficina y cuartelillo de Falange Española.

Después de aquel convulso episodio, la Banda de Moya siguió poniéndole música al duro devenir diario de la posguerra, llegando a convertirse en una de las agrupaciones musicales más solicitadas en los diferentes municipios de toda Gran Canaria. Cuentan nuestros mayores que en época de frío, cuando había que actuar en las cumbres, los músicos esperaban la salida de misa en las tiendas de alrededor, echando un pizco para entrar en calor. Entretenidos como estaban, más de una vez llegaban tarde a las procesiones.

Pero no sólo eran las tocatas en las fiestas y actos sociales, sino también su tarea educativa, en la formación de nuevas generaciones de músicos moyenses. En 1958, Pedro Moreno Felipe asume el cargo de director, en sustitución de Maestro Luis. Eran tiempos duros, de escasez y penurias, en los que la Banda de Música, totalmente amateur, significaba un soplo de ilusión para el pueblo.

Ya en los últimos meses de la dictadura, el 27 de junio de 1975, el Ayuntamiento nombró como nuevo director a Gregorio Vega Felipe, el recordado Yoyo, quien con su peculiar impronta llevó la Banda desde esa fecha hasta 1997.

Ya sin él, la banda atravesó un nuevo bache. Jesús Jiménez Díaz fue director muy poco tiempo, entre 1997 y 1998, hasta que renunció por motivos personales. Para darle un nuevo impulso a la Banda, en 1998 se constituyó la actual Agrupación Cultural Musical Cumbres y Costas, integrada en la Federación de Bandas de Música de Gran Canaria, con Pedro Montesdeoca Díaz como director. Y unos años más tarde, la creación de la Escuela Municipal de Música supuso un nuevo espaldarazo: por fin se podía aprender música sin salir de Moya, crear cantera e integrar a los jóvenes del pueblo en la Banda.

En las Fiestas en Honor a San Antonio de Padua celebradas en el año 2014, nuestra banda de música fue la Pregonera, marcando un antes y un después, ya es la primera que un grupo se encarga de tan alta responsabilidad.

El Pleno del Ayuntamiento de la Villa de Moya ha acordado en el año 2015 y por unanimidad de sus miembros, conceder a la Agrupación Musical Cumbres y Costas la Medalla de Oro del Municipio en reconocimiento a la labor cultural desarrollada.

El actual director de la Agrupación Musical Cumbres y Costas es, desde 2007, Octavio Suárez García. Con él, Cumbres y Costas continúa la senda que iniciaron tantas y tantas personas que dedicaron una parte importante de sus vidas a construir la historia centenaria de nuestra Banda de Música, orgullo de la Villa de Moya.

 

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Funciones

D4 OCT 2015

11:30

Ficha Artística

BANDA AGRUPACIÓN MUSICAL CUMBRES Y COSTAS VILLA DE MOYA

Director: Octavio Suárez García

Programa

Primera Parte

SUSPIROS DE ESPAÑA, pasodoble

A. Álvarez

VALS Nº2, Suite de Jazz nº2

D. Shostakovich

TODO SON NUBES, pasodoble-marcha

R. San José

DANZA DEL SABLE

A. Kachaturian

TROMBONES BRAVOS

E. Loffler

SAILE, pasodoble

O. Suárez

 

Segunda Parte

GREASE, selección

Arr. Willy Hautvast

TARA, Lo que el viento se llevó

M. Steiner

MEMORIAS DE ÁFRICA, tema principal

J. Barri

JOHN WILIAMS EN CONCIERTO, selección

Arr. P. Lavender

LA PANTERA ROSA, tema principal

Arr. P. Cook

PIRATAS DEL CARIBE, selección

Arr. J. Wasson