Payaso

En un solar de Tamarania, de cuyo nombre no consigo acordarme, vive un  payaso muy particular que llueve y no se moja como los demás. Porque es  Evelino, el payaso fantasma, y está triste porque a los niños, hoy en día, en  vez de risa les produce miedo. Lógico, porque es un fantasma. Pero, para  un payaso, no hay peor tragedia. Y llora, llora mucho, tanto, que el Hada  del Circo, su madrina, harta de oírlo llorar, decide ponerse magias a la  obra, y concederle su deseo: Por una noche los niños de la ciudad lo  podrán ver actuar, por fin, como un payaso. Para eso convoca mediante el  Hechizo de la Risa a los Espíritus del Clown para dar comienzo la función.  ¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá? ¡Puede ser su Gran Noche! ¡Niñas,  niños, señores, señoras, damas, caballeros, mascotas, abuelas y tíos! ¡Sean  todos bienvenidos a la única e irrepetible Gran Fiesta del Circo del Solar!  ¡Pónganse su nariz y entren a cantar!  ¡Payaso, siempre ha sido lo que soy! ¡Payaso desde la cuna hasta hoy!  ¡Payaso! ¡Que es muy chachi hacer reír, uno empieza con el jajaja, y otro con el jijiji!