La boba para los otros...

Lope escribe La boba para los otros y discreta para sí en la última etapa de su vida, cuando ya la experiencia e incluso la desilusión había hecho mella en su ánimo. Época en que escribe una de sus grandes tragedias, El castigo sin venganza.

Lope mira hacia La Corte no solo como el lugar donde va a estrenar esta comedia nueva, se estrena en El Pardo en 1633, sino que su mirada se vuelve hacia la misma tomándola como tema y espacio de inspiración: el filibusterismo, las hipocresías, las mentiras, los juegos de apariencias, la doble moral, la prepotencia de los habitantes de ese lugar llamado La Corte, será donde Lope plante su genial mirada para escribir un texto agresivo y crítico no falto de ironía y de burla. Porque La boba para los otros…, así con puntos suspensivos en nuestra versión, no sólo es una comedia palatina, es algo más.

El fénix, hábilmente nos muestra el enfrentamiento de dos visiones del mundo, dos formas de entender el futuro, encarnadas en dos mujeres que se creen con el legítimo derecho a ostentar el poder del ducado de Urbino. Una, Teodora, sobrina del fallecido duque, la que siempre ha vivido en la corte, llena de prejuicios, de maneras caducas de funcionar, de un falso decoro y rodeada de pretendientes a cada cuál más falso e interesado. La otra, Diana, heredera natural, criada en el medio rural, vivirá su llegada a la corte con la traición siempre presente, con lobos rondándola para darle caza, sin poderse fiar de nadie, mostrando sus maneras toscas y rurales que son burlas para el resto de habitantes cortesanos.

La lucha está servida, y parece que la balanza está desequilibrada, pero la joven Diana, que encarna un nuevo orden, una nueva manera de ver el mundo, es capaz de jugar esta partida de ajedrez con mucha más inteligencia que el resto. Para lograr su propósito se finge boba y con la ayuda del antiguo secretario del duque consigue, con audaces giros de guion, engañar a todos y en especial a su prima y enemiga Teodora para finalmente y tras golpe de estado mediante, lograr el tan ansiado poder.

En la versión llevada a cabo por Luis O´Malley y Rafael Rodríguez se ha insistido en el carácter femenino del texto, en el empoderamiento de la mujer. Aquí los hombres son aleatorios, son juguetes en manos de las mujeres: ellas deciden, ellas ordenan, ellas son las protagonistas de la lucha. La boba es un recurso de la propia comedia pero a la vez es el elemento que muestra la inteligencia de Diana, que es capaz de ocultar su verdadera identidad a través del fingimiento de toda su personalidad hasta el punto que a ella misma le da miedo ese juego:

Puedo dejar sin cuidado 
la fingida sinrazón.
Volved, mi libre razón
a vuestro real estado.
Conozca mi entendimiento,
y salga de la prisión
de esta vil transformación
mi cautivo pensamiento.
Que el ser boba son tan fieras
burlas en una mujer,
que el hábito puede hacer
que lo venga a ser de veras.

Junto a la valorización y el empoderamiento del carácter femenino de la propuesta O´Malley y Rodríguez nos muestran en su versión la lucha política entre dos visiones del mundo: aquella que es inmovilista y conservadora (la corte) llena de amaneramientos, reglas, sentidos del orden y del decoro, frente al aire fresco y novedoso que imprime Diana, con sus tosquedades rurales, su nueva visión y su capacidad de romper, aunque sea fingidamente, las normas impuestas y el decoro establecido. Nos interesa mostrar lo que el texto de Lope nos deja entrever del juego del poder, de la lucha política y social. ¿Seremos capaces de transformar nuestra sociedad? ¿qué es necesario para ello, la aparición de un nuevo orden, igual de peligroso ya que este se asienta en el poder de la fuerza? o por el contrario, ¿seremos capaces de hacer que todo cambie para que nadie cambie? cómo decía el protagonista de El gatopardo en la genial película de Visconti.

Estéticamente nuestra propuesta se sitúa en la Italia de final del siglo XIX con su propio proceso de revoluciones y unificaciones territoriales, una época que marca precisamente esa lucha de transformaciones sociales, un momento y un lugar que nos servirá de marco para el espacio escenográfico (Carlos Santos), para el vestuario (Raúl Ravelo “Parrys”) y para el espacio sonoro que estará plagado de melodías de Verdi y Rossini junto a canciones populares italianas, todas ellas arregladas por Isabel Álvarez y Ximo Martínez, e interpretadas en directo e integradas en la propia acción del espectáculo.

MUJERES EN LA CORTE o LA BOBA PARA LOS OTROS… Por Rafael Rodríguez